La científica Sophia Assalas (Bérénice Bejo), convertida en guía de acuario, se enfrenta a su pasado cuando un niño le recuerda que su equipo fue atacado por tiburones. Este hecho desencadena la trama de “En las profundidades del Sena”, el thriller francés que lidera las preferencias de Netflix a nivel internacional.
La película narra cómo la aparición de tiburones en las cercanías de París amenaza la realización de un triatlón, un evento deportivo de gran importancia política para las autoridades locales. Sophia, aún afectada por la pérdida de su equipo y su esposo en el trágico incidente, es persuadida por Mika (Léa Léviant), una joven activista, para unirse a su asociación “Save Our Seas” (Salvemos nuestros océanos), dedicada a proteger a los tiburones de los cazadores en la costa francesa.
La película ofrece varios elementos para el análisis, destacando el contraste entre Sophia y Mika. Ambas comparten la preocupación por la conservación del ecosistema marino, pero difieren en su enfoque. Sophia, marcada por su tragedia personal, sostiene que la protección de los tiburones no debe anteponerse a la integridad humana. Mika, por otro lado, parece priorizar la idea de que “los tiburones solo atacan si se sienten amenazados”.
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