Margarita Gralia es una de las mujeres más destacadas del medio de espectáculo, una actriz que sigue dejando huella en el corazón de sus seguidores y aunque ha estado retirada un poco de la pantalla chica, se mantiene activa en sus redes sociales mostrando su vida actual y varios episodios de su pasado actoral.
Conocida por su participación en el programa No empujen y la telenovela Mirada de mujer, la actriz argentina siempre ha deslumbrado por su sensualidad y escultural figura, atributos que de alguna forma la llevaron a convertirse en la portada de una de las revistas para adultos más icónicas del mundo, Playboy.
Gralia, de entonces 50 años, fue buscada por los editores de la publicación tiempo después de su debut en la obra teatral El graduado —primero al lado de Mauricio Ochmann para después ser relevado por Osvaldo Benavides. La puesta en escena contaba con un desnudo total, algo que no le era ajeno en su carrera, pues dos décadas atrás también lo había hecho en La señorita de Tacna.
Pues bien, en el 2004 y con sus cinco décadas de vida, la revista la eligió para su edición de aniversario por sus 50 años. “Me ofrecen hacerlo, me explican, digo que sí, pero con mis condiciones. Pensaron que me iba a poner los moños en la parte económica; sí, me pagaron y además después tuve regalías porque la revista se vendió muy bien y después salieron tres ediciones, y números que se subastaron, etcétera”, contó recientemente en el programa El minuto que cambió mi vida.
“No tengo problemas con mi cuerpo, me preocupaba estar bien como actriz”, le dijo Gralia a Gustavo Adolfo Infante. Pero para la realización de esa edición, recordó, puso una serie de condiciones que incluían tener a su esposo, Ariel Blanco, como director artístico.
“Lo invité porque considero que es una persona muy talentosa y sabe, e iba a elegir lo mejor para mí; elegí también a una fotógrafa mujer, Blanca Charolet, porque nunca en Playboy una mujer había sido la fotógrafa, la elegí a ella, porque quería una visión femenina sobre el cuerpo de una mujer”, le dijo al periodista.
De aquella sesión, recordó, también exigió que se le hiciera una entrevista, “porque esta mujer no es solo un cuerpo, es una cabeza que piensa y una boca que habla”, y que nadie más estuviera presente en la sesión. “Aparte me dijeron ‘si no quiere estar completamente desnuda, puede ponerse una camiseta, mojada’. Les dije ‘no, eso invita al morbo, yo voy a estar toda desnuda invitando a la emoción ante la belleza de un cuerpo femenino, no al morbo'”.