El Cerro de Mercado, localizado en Durango, México, es conocido por su riqueza en hierro y su importancia histórica. Descubierto en 1552, este cerro lleva el nombre del explorador Ginés Vázquez de Mercado y ha sido explotado desde 1828
Además de su valor mineral, el Cerro de Mercado es protagonista de una antigua leyenda sobre un joven indígena que encontró un tesoro oculto, trayendo prosperidad a su tribu. Esta historia ha perdurado a lo largo de los siglos
El Cerro de Mercado se erige majestuosamente al norte del centro histórico de Durango, siendo uno de los yacimientos de hierro más importantes de México.
Su descubrimiento en 1552 por el capitán español Ginés Vázquez de Mercado marcó el inicio de una larga historia de explotación minera, que comenzó formalmente en 1828.
Aunque inicialmente se buscaba oro, se halló que el cerro estaba compuesto principalmente de hierro, un recurso invaluable para la región.
La formación geológica del Cerro de Mercado está estrechamente ligada a la actividad volcánica oligocénica, que dio lugar a la extrusión de secuencias volcánicas félsicas.
Este cerro no solo ha sido una fuente de riqueza mineral, sino también de inspiración cultural, ya que el óxido de hierro extraído de sus entrañas fue utilizado por las culturas prehispánicas como colorante.
Más allá de su riqueza mineral, el Cerro de Mercado es conocido por una leyenda fascinante. Se cuenta que un joven indígena llamado Amado tuvo un sueño en el que un anciano sabio le revelaba la existencia de un tesoro escondido en la cima del cerro.
Con valentía, Amado emprendió la búsqueda, enfrentándose a diversos obstáculos hasta llegar a una cueva oculta donde encontró un cofre lleno de piedras preciosas y lingotes de oro. Al regresar a su tribu, utilizó el tesoro para mejorar sus condiciones de vida y proteger a su pueblo de invasores.
La verdadera riqueza del Cerro de Mercado radica no solo en su mineral de hierro, sino en las historias y leyendas que se han transmitido de generación en generación. Este lugar sigue siendo un símbolo de la herencia cultural y económica de Durango, un testimonio viviente de la conexión entre el pasado y el presente.