diciembre 25 2024

Amor y Migración: La Historia de Alán y Rosita

La historia de Alán es un testimonio de que el amor puede superar cualquier obstáculo.

A pesar de las dificultades que enfrentó, nunca perdió la esperanza y encontró la felicidad en un lugar inesperado

Por Danny Medina

Durango, Durango a 15 de Julio de 2024 – En medio de la crisis económica, política y de seguridad en Venezuela, Alán decidió emprender un viaje hacia un nuevo destino.

Su travesía, que duró tres meses, lo llevó a México, donde encontró un hogar y el amor de su vida, Rosita. Esta es su historia.

Alán, oriundo de Venezuela, vivió en carne propia las dificultades de su país. La situación económica era insostenible, y las bolsas de comida que el gobierno entregaba, similar a las despensas en México, contenían apenas frijoles y arroz.

Los militares, encargados de estas entregas, solían sustraer productos para venderlos por su cuenta. Frente a este panorama desolador, Alán decidió abandonar su patria y emprender el viaje hacia México con solo $1242,12 bolivares (cerca de 600 pesos mexicanos en el bolsillo).

El camino no fue fácil. Al llegar a Tapachula, Chiapas, un punto crucial en la ruta migratoria entre Guatemala y México, Alán conoció a Raúl de Haití y Orlando de Cuba.

Mientras sus nuevos amigos se dirigían al sueño americano, Alán les contó que su destino era Durango, donde iba a conocer a una mujer con quien tenía amistad por medio de Facebook tres años atrás.

En Tapachula, Alán pasó tres días realizando trámites migratorios. Su travesía incluyó pedir dinero en las calles y trabajar temporalmente en lo que podía.

En una ocasión, sin un centavo en el bolsillo, decidió dormir en un parque de Aguascalientes, donde la policía local lo encontró.

Tras escuchar su historia, los agentes, en un gesto inesperado de solidaridad, le compraron la cena y le dieron 200 pesos para comprar un boleto de autobús hacia Durango.

Finalmente, Alán llegó a Durango y se instaló en la colonia Héctor Mayagoitia, luego en Cerro del Mercado y actualmente vive en el Fraccionamiento El Manantial.

Los primeros días los pasó con la familia de Rosita, que tenía 17 años y medio en ese entonces. Al cumplir la mayoría de edad, se mudaron juntos y poco después se casaron.

Hoy, Alán lleva tres años en Durango y no tiene interés en seguir el sueño americano. Trabaja en una maquila por la mañana y en un puesto de comida por la tarde-noche.

Según Alán, es fácil conseguir trabajo en México para aquellos que realmente lo desean.

La historia de Alán y Rosita es un testimonio del poder del amor y la determinación en tiempos de adversidad.

De Venezuela a Durango, su viaje es un ejemplo de cómo la esperanza puede florecer incluso en las circunstancias más difíciles.