Santiago Giménez, ‘El Bebote’, marcó un gol más con el Feyenoord, en la reanudación del juego ante el Ajax, anotación que se sumó a los dos tantos del domingo pasado para registrar su primer hat-trick en Europa. El delantero mexicano fue la figura del clásico holandés, que terminó con un 4-0 a favor del Feyenoord, y se consolidó como el líder de goleo de la Eredivisie, con nueve tantos en cinco partidos.
El encuentro, que se había suspendido el domingo por el lanzamiento de bengalas y pirotecnia hacia el terreno de juego por parte de los aficionados del Ajax, se reanudó el lunes y Santi tuvo la oportunidad de anotar un gol más, para redondear una de sus mejores actuaciones en el Viejo Continente. Al minuto 58, Giménez definió de pierna izquierda, a unos metros de la portería, tras una asistencia de su compañero Steven Berghuis.
Santiago Giménez se convirtió en el primer jugador en la historia del Feyenoord que mete tres goles de visitante en el clásico contra el Ajax, según el diario Récord. Además, dio una asistencia para el gol de Berghuis, que abrió el marcador al minuto 7. El mexicano recibió elogios de la prensa local y de su entrenador, Arne Slot, que lo calificó como “el mejor futbolista mexicano del mundo”.
La derrota mete al Ajax en una crisis, con su peor inicio de temporada desde el curso 1964-1965, cuando el legendario Johan Cruyff apenas empezaba su carrera en el equipo filial.
El Ajax ocupa la plaza 14 en la Eredivisie, a 10 puntos del líder PSV Eindhoven y solo dos por encima de la zona de descenso.
Pero la crisis no es solo deportiva, sino también institucional. Apenas unas horas después de los graves incidentes del domingo, el club anunció el cese de su director técnico Sven Mislintat, objeto de una investigación por conflicto de intereses en un fichaje reciente, el del defensa croata Borna Sosa, aunque la entidad desligó este asunto de una decisión tomada por “la falta de apoyo en el seno del club”, según Reforma.
Hinchas del Ajax se enfrentaron a la policía el domingo, que tuvo que usar gases lacrimógenos para dispersar a grupos radicales, que también destrozaron algunas de las puertas de acceso al estadio, mientras los dos equipos y los árbitros se encontraban encerrados en los vestuarios por seguridad.