May 07 2023

Cómo elegir los mejores medicamentos para la diabetes tipo 2: guía completa y actualizada

Descubre las últimas opciones farmacológicas para controlar la glucosa en sangre, sus ventajas, inconvenientes y efectos secundarios.

La diabetes tipo 2 es una condición que se caracteriza por una producción insuficiente de insulina o una resistencia a su acción, lo que provoca un nivel alto de azúcar en la sangre. Esta enfermedad puede causar complicaciones graves como enfermedades cardiovasculares, daño renal, ceguera y amputaciones.

Para controlar la diabetes tipo 2, es fundamental adoptar hábitos saludables como una dieta equilibrada, ejercicio físico y mantener un peso adecuado. Sin embargo, también puede ser necesario tomar medicamentos que ayuden a regular el nivel de glucosa en la sangre.

Existen diferentes tipos de medicamentos para la diabetes tipo 2, que actúan de distintas formas. Algunos estimulan la producción o la liberación de insulina desde el páncreas, otros mejoran la sensibilidad de los tejidos a la insulina, otros retrasan la absorción de carbohidratos desde el intestino, otros inhiben la reabsorción de glucosa por los riñones y otros imitan las hormonas que regulan el apetito y la secreción de insulina.

Metformina

La metformina es el medicamento de primera línea para el tratamiento de la diabetes tipo 2. Pertenece al grupo de las biguanidas y mejora la sensibilidad de los tejidos a la insulina. También reduce la producción de glucosa por el hígado y disminuye la absorción de glucosa desde el intestino.

La metformina se toma por vía oral, generalmente dos o tres veces al día, con o después de las comidas. La dosis inicial suele ser de 500 mg o 850 mg al día, y se puede aumentar gradualmente hasta un máximo de 3000 mg al día.

Los efectos secundarios más frecuentes de la metformina son los trastornos digestivos, como náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal y pérdida de apetito. Estos síntomas suelen mejorar con el tiempo o al reducir la dosis. La metformina también puede causar una deficiencia de vitamina B12, por lo que se recomienda hacer un seguimiento periódico de los niveles de esta vitamina.

La metformina está contraindicada en personas con insuficiencia renal, hepática o cardíaca, así como en aquellas con riesgo de acidosis láctica, una complicación grave pero rara que se produce por la acumulación de ácido láctico en el organismo.

La metformina es un medicamento genérico y también se comercializa bajo diferentes nombres comerciales, como Glucophage®, Dianben®, Glafornil® o Glumetza®.

Sulfonilureas

Las sulfonilureas son medicamentos que estimulan la liberación de insulina desde el páncreas. De esta forma, ayudan a reducir el nivel de glucosa en la sangre. Sin embargo, también pueden provocar hipoglucemia (nivel bajo de azúcar en la sangre) y aumento de peso.

Las sulfonilureas se toman por vía oral, generalmente una o dos veces al día, antes o durante las comidas. La dosis inicial suele ser baja y se puede ajustar según el nivel de glucosa en la sangre. La dosis máxima varía según el tipo de sulfonilurea.

Los efectos secundarios más comunes de las sulfonilureas son los relacionados con la hipoglucemia, como mareos, sudoración, temblores, palpitaciones o confusión. También pueden causar reacciones alérgicas en la piel, náuseas o vómitos al tomar alcohol o interacciones con otros medicamentos.

Las sulfonilureas están contraindicadas en personas con alergia a estos fármacos, insuficiencia renal o hepática grave o diabetes tipo 1.

Glinidas

Las glinidas son medicamentos que también estimulan la liberación de insulina desde el páncreas, pero de forma más rápida y breve que las sulfonilureas. Por eso, se suelen tomar antes de cada comida principal, para evitar los picos de glucosa después de comer.

Las glinidas se toman por vía oral, entre 15 y 30 minutos antes de cada comida. La dosis inicial suele ser de 0,5 mg o 1 mg y se puede ajustar según el nivel de glucosa en la sangre. La dosis máxima es de 16 mg al día.

Los efectos secundarios más comunes de las glinidas son la hipoglucemia y el aumento de peso. También pueden causar dolor de cabeza, dolor articular o infecciones respiratorias.

Las glinidas están contraindicadas en personas con alergia a estos fármacos, insuficiencia hepática grave o diabetes tipo 1. Tampoco se recomiendan en personas con insuficiencia renal moderada o severa.

Las glinidas disponibles en el mercado son la repaglinida (Prandin®) y la nateglinida (Starlix®).

Inhibidores de la alfa-glucosidasa

Los inhibidores de la alfa-glucosidasa son medicamentos que bloquean la acción de unas enzimas del intestino que descomponen los carbohidratos. De esta forma, retrasan la absorción de la glucosa desde el intestino y evitan los picos de glucosa después de las comidas.

Los inhibidores de la alfa-glucosidasa se toman por vía oral, con el primer bocado de cada comida principal. La dosis inicial suele ser de 25 mg y se puede aumentar gradualmente hasta un máximo de 100 mg por comida.

Los efectos secundarios más frecuentes de los inhibidores de la alfa-glucosidasa son los trastornos digestivos, como flatulencia, diarrea, dolor abdominal y distensión. Estos síntomas suelen disminuir con el tiempo o al reducir la dosis. También pueden causar elevación de las enzimas hepáticas o reacciones alérgicas en la piel.

Los inhibidores de la alfa-glucosidasa están contraindicados en personas con enfermedad intestinal inflamatoria, obstrucción intestinal, úlcera péptica o insuficiencia renal grave.

El único inhibidor de la alfa-glucosidasa disponible en el mercado es la acarbosa (Glucobay®).

Inhibidores del cotransportador-2 de sodio y glucosa

Los inhibidores del cotransportador-2 de sodio y glucosa (iSGLT2) son medicamentos que impiden que los riñones reabsorban el exceso de glucosa que se filtra desde la sangre. De esta forma, aumentan la cantidad de glucosa que se elimina por la orina y reducen el nivel de glucosa en la sangre.

Los iSGLT2 se toman por vía oral, una vez al día, preferiblemente por la mañana. La dosis inicial suele ser de 100 mg o 10 mg y se puede aumentar hasta un máximo de 300 mg o 25 mg según el tipo de iSGLT2.

Los efectos secundarios más comunes de los iSGLT2 son las infecciones urinarias o genitales, el aumento de la micción, la deshidratación, la hipotensión y las cetoacidosis diabéticas. También pueden causar pérdida de peso, disminución del colesterol LDL (malo) y aumento del colesterol HDL (bueno).

Los iSGLT2 están contraindicados en personas con insuficiencia renal moderada o severa, enfermedad hepática grave o diabetes tipo 1. Tampoco se recomiendan en personas con antecedentes de cetoacidosis diabética o infecciones urinarias recurrentes.

Los iSGLT2 disponibles en el mercado son la canagliflozina (Invokana®), la dap

dapagliflozina (Forxiga®) y la empagliflozina (Jardiance®).

Agonistas del receptor del péptido-1 similar al glucagón

Los agonistas del receptor del péptido-1 similar al glucagón (arGLP1) son medicamentos que imitan la acción de una hormona llamada GLP1, que se produce en el intestino después de las comidas. Esta hormona estimula la liberación de insulina cuando aumenta la glucosa en la sangre, inhibe la secreción de glucagón (otra hormona que eleva la glucosa en la sangre), retrasa el vaciamiento gástrico y reduce el apetito.

Los arGLP1 se administran en forma de inyección subcutánea, una o dos veces al día, una vez a la semana o una vez cada dos semanas, según el tipo de arGLP1. La dosis inicial suele ser baja y se puede incrementar según el nivel de glucosa en la sangre y la tolerancia al medicamento.

Los efectos secundarios más frecuentes de los arGLP1 son los trastornos digestivos, como náuseas, vómitos, diarrea o dolor abdominal. Estos síntomas suelen disminuir con el tiempo o al reducir la dosis. También pueden causar hipoglucemia (sobre todo si se combinan con sulfonilureas o insulina), reacciones en el lugar de la inyección, cefalea o mareo.

Los arGLP1 están contraindicados en personas con antecedentes de pancreatitis (inflamación del páncreas), enfermedad tiroidea o cáncer medular de tiroides. Tampoco se recomiendan en personas con insuficiencia renal grave o enfermedad gastrointestinal severa.

Los arGLP1 disponibles en el mercado son la exenatida (Byetta® o Bydureon®), la liraglutida (Victoza®), la lixisenatida (Lyxumia®), la dulaglutida (Trulicity®), la semaglutida (Ozempic®) y la albiglutida (Eperzan®).

Inhibidores de la dipeptidil peptidasa-4

Los inhibidores de la dipeptidil peptidasa-4 (IDPP4) son medicamentos que bloquean la acción de una enzima llamada DPP4, que degrada el GLP1. De esta forma, aumentan los niveles de GLP1 y potencian sus efectos sobre la secreción de insulina, la inhibición del glucagón y el apetito.

Los IDPP4 se toman por vía oral, una vez al día, con o sin alimentos. La dosis habitual es de 100 mg o 5 mg según el tipo de IDPP4. La dosis se puede reducir en personas con insuficiencia renal moderada o severa.

Los efectos secundarios más comunes de los IDPP4 son las infecciones respiratorias o urinarias, el dolor de cabeza, el dolor articular o las reacciones alérgicas en la piel. También pueden causar hipoglucemia (sobre todo si se combinan con sulfonilureas o insulina), pancreatitis o alteraciones hepáticas.

Los IDPP4 están contraindicados en personas con antecedentes de pancreatitis o enfermedad hepática grave. Tampoco se recomiendan en personas con diabetes tipo 1 o cetoacidosis diabética.

Los IDPP4 disponibles en el mercado son la sitagliptina (Januvia®), la saxagliptina (Onglyza®), la linagliptina (Trajenta®), la alogliptina (Vipidia®) y la vildagliptina (Galvus®).

Tiazolidinedionas

Las tiazolidinedionas son medicamentos que aumentan la sensibilidad de los tejidos a la insulina, especialmente el músculo y el tejido adiposo. De esta forma, facilitan el ingreso de glucosa a las células

y reducen la producción de glucosa por el hígado.

Las tiazolidinedionas se toman por vía oral, una o dos veces al día, con o sin alimentos. La dosis inicial suele ser de 15 mg o 4 mg según el tipo de tiazolidinediona. La dosis se puede aumentar hasta un máximo de 45 mg o 8 mg según el nivel de glucosa en la sangre.

Los efectos secundarios más comunes de las tiazolidinedionas son el aumento de peso, la retención de líquidos y la anemia. También pueden causar insuficiencia cardíaca, fracturas óseas, cáncer de vejiga o alteraciones hepáticas.

Las tiazolidinedionas están contraindicadas en personas con insuficiencia cardíaca, enfermedad hepática grave o diabetes tipo 1. Tampoco se recomiendan en personas con antecedentes de cáncer de vejiga, osteoporosis o edema macular.

Las tiazolidinedionas disponibles en el mercado son la rosiglitazona (Avandia®) y la pioglitazona (Actos®).

Biguanidas

Las biguanidas son medicamentos que disminuyen la producción de glucosa por el hígado y aumentan la sensibilidad de los tejidos a la insulina. De esta forma, reducen el nivel de glucosa en la sangre tanto en ayunas como después de las comidas.

La única biguanida disponible en el mercado es la metformina (Glucophage®), que se toma por vía oral, dos o tres veces al día, con las comidas. La dosis inicial suele ser de 500 mg o 850 mg y se puede aumentar gradualmente hasta un máximo de 2550 mg o 3000 mg según el nivel de glucosa en la sangre.

Los efectos secundarios más frecuentes de la metformina son los trastornos digestivos, como náuseas, vómitos, diarrea o dolor abdominal. Estos síntomas suelen disminuir con el tiempo o al tomar el medicamento con alimentos. También puede causar hipoglucemia (sobre todo si se combina con otros medicamentos para la diabetes), acidosis láctica (una complicación rara pero grave) o deficiencia de vitamina B12.

La metformina está contraindicada en personas con insuficiencia renal, hepática o respiratoria grave, enfermedad cardíaca descompensada o diabetes tipo 1. Tampoco se recomienda en personas con antecedentes de acidosis láctica, alcoholismo o cirugía mayor.

Inhibidores de la alfa-glucosidasa

Los inhibidores de la alfa-glucosidasa son medicamentos que bloquean la acción de unas enzimas del intestino que descomponen los carbohidratos. De esta forma, retrasan la absorción de la glucosa desde el intestino y evitan los picos de glucosa después de las comidas.

Los inhibidores de la alfa-glucosidasa se toman por vía oral, con el primer bocado de cada comida principal. La dosis inicial suele ser de 25 mg y se puede aumentar gradualmente hasta un máximo de 100 mg por comida.

Los efectos secundarios más frecuentes de los inhibidores de la alfa-glucosidasa son los trastornos digestivos, como flatulencia, diarrea, dolor abdominal y distensión. Estos síntomas suelen disminuir con el tiempo o al reducir la dosis. También pueden causar elevación de las enzimas hepáticas o reacciones alérgicas en la piel.

Los inhibidores de la alfa-glucosidasa están contraindicados en personas con enfermedad intestinal inflamatoria, obstrucción intestinal, úlcera péptica o insuficiencia renal grave.

El único inhibidor de la alfa-glucosidasa disponible en el mercado es la acarbosa (Glucobay®).

Inhibidores del cotransportador-2 de sodio y glucosa

Los inhibidores del cotransportador-2 de sodio y glucosa (iSGLT

T2) son medicamentos que inhiben la acción de una proteína llamada SGLT2, que se encarga de reabsorber la glucosa filtrada por los riñones. De esta forma, aumentan la eliminación de glucosa por la orina y disminuyen el nivel de glucosa en la sangre.

Los iSGLT2 se toman por vía oral, una vez al día, preferiblemente antes del desayuno. La dosis inicial suele ser de 100 mg o 10 mg según el tipo de iSGLT2. La dosis se puede aumentar hasta un máximo de 300 mg o 25 mg según el nivel de glucosa en la sangre y la función renal.

Los efectos secundarios más frecuentes de los iSGLT2 son las infecciones genitales o urinarias, la poliuria (aumento de la cantidad de orina), la deshidratación, la hipotensión (bajada de la presión arterial) y la cetoacidosis diabética (una complicación grave que se produce por la acumulación de ácidos en la sangre). También pueden causar hipoglucemia (sobre todo si se combinan con otros medicamentos para la diabetes), fracturas óseas, amputaciones o gangrena.

Los iSGLT2 están contraindicados en personas con insuficiencia renal grave, enfermedad renal crónica o diálisis. Tampoco se recomiendan en personas con antecedentes de cetoacidosis diabética, deshidratación severa o enfermedad cardiovascular grave.

Los iSGLT2 disponibles en el mercado son la canagliflozina (Invokana®), la dapagliflozina (Forxiga®) y la empagliflozina (Jardiance®).

Agonistas del receptor del péptido-1 similar al glucagón

Los agonistas del receptor del péptido-1 similar al glucagón (arGLP1) son medicamentos que imitan la acción de una hormona llamada GLP1, que se produce en el intestino después de las comidas. Esta hormona estimula la liberación de insulina cuando aumenta la glucosa en la sangre, inhibe la secreción de glucagón (otra hormona que eleva la glucosa en la sangre), retrasa el vaciamiento gástrico y reduce el apetito.

Los arGLP1 se administran en forma de inyección subcutánea, una o dos veces al día, una vez a la semana o una vez cada dos semanas, según el tipo de arGLP1. La dosis inicial suele ser baja y se puede incrementar según el nivel de glucosa en la sangre y la tolerancia al medicamento.

Los efectos secundarios más frecuentes de los arGLP1 son los trastornos digestivos, como náuseas, vómitos, diarrea o dolor abdominal. Estos síntomas suelen disminuir con el tiempo o al reducir la dosis. También pueden causar hipoglucemia (sobre todo si se combinan con sulfonilureas o insulina), reacciones en el lugar de la inyección, cefalea o mareo.

Los arGLP1 están contraindicados en personas con antecedentes de pancreatitis (inflamación del páncreas), enfermedad tiroidea o cáncer medular de tiroides. Tampoco se recomiendan en personas con insuficiencia renal grave o enfermedad gastrointestinal severa.

Los arGLP1 disponibles en el mercado son la exenatida (Byetta® o Bydureon®), la liraglutida (Victoza®), la lixisenatida (Lyxumia®), la dulaglutida (Trulicity®), la semaglutida (Ozempic®) y la albiglutida (Eperzan®).

Esperamos que esta guía te haya ayudado a conocer mejor los diferentes tipos de medicamentos para la diabetes tipo 2 y sus características. Recuerda que el tratamiento de la diabetes debe ser individualizado y ajustado según tus necesidades y objetivos. Consulta con tu médico o farmacéutico antes de tomar cualquier medicamento y sigue sus indicaciones. Además, no olvides que una dieta saludable y el ejercicio físico son fundamentales para controlar la glucosa en sangre y prevenir las complicaciones de la diabetes.