Una mujer en Durango fue atacada por su hijo adicto; pidió a la policía llevarlo ante el juez cívico y a rehabilitación, no denunciarlo
Redacción Hiperdiario
Un llamado de emergencia, una reacción desesperada
Una llamada al 911 movilizó a la policía municipal de Durango hasta la colonia Paseo de la Pradera, donde una mujer fue atacada por su propio hijo, identificado como Juan, quien padece adicción a sustancias.
Según el testimonio de la madre, Virginia, el joven ingresó al domicilio visiblemente alterado, la sujetó del cuello con fuerza, aparentemente con la intención de asfixiarla. Sin embargo, el acto fue interrumpido gracias a la intervención del hijo menor de Virginia, quien logró separarlos y llamar inmediatamente a emergencias.
Poco después, elementos de seguridad arribaron al lugar. Contra lo que podría esperarse en este tipo de episodios, Virginia no quiso presentar cargos formales. Su petición fue distinta: que Juan fuera arrestado por una falta administrativa y presentado ante el juez cívico, con el objetivo de iniciar un proceso para ingresarlo a rehabilitación.
Entre el miedo y el amor: una decisión que interpela al sistema
“Yo no quiero que le hagan daño. Solo quiero que reciba ayuda, que lo atiendan donde deben atenderlo”, habría dicho Virginia a los agentes, según el parte policial.
El caso pone de relieve las limitaciones del sistema de salud pública y justicia cívica frente a las adicciones y la violencia familiar. Si bien la ley contempla alternativas como las audiencias de mediación o canalización a instituciones, la atención integral a personas con consumo problemático sigue siendo escasa.
Fuentes de la policía municipal confirmaron que Juan fue trasladado en calidad de detenido por alteración al orden, y que se abrió un expediente ante el Juzgado Cívico, desde donde se espera pueda canalizarse a un centro de atención.
La situación de Virginia no es aislada. En múltiples colonias de Durango, familias enfrentan realidades similares: hijos atrapados en la dependencia de sustancias, madres y padres que se debaten entre la denuncia penal o el camino más difícil y esperanzador: la rehabilitación.
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