El accidente ocurrió cuando Aguirre Lazcano se encontraba realizando sus labores habituales en la mina San Rafael, una de las más antiguas y productivas de la región.
Según relataron sus compañeros, el minero estaba en el fondo del tiro, una especie de pozo vertical por donde se extrae el mineral, y se disponía a subir a la superficie. Sin embargo, en ese momento, uno de los cables de acero que sostenía la tina, un recipiente metálico que transporta el material, se rompió y cayó sobre él, aplastándolo contra el suelo.
Los demás trabajadores intentaron socorrerlo, pero ya era demasiado tarde. El impacto le había causado múltiples fracturas y hemorragias internas, que le provocaron la muerte de forma instantánea. El cuerpo quedó atrapado entre los escombros y tuvo que ser rescatado por personal especializado.
La noticia causó conmoción y dolor entre los familiares, amigos y colegas de Aguirre Lazcano, quien era muy querido y respetado en la comunidad. El minero era padre de cuatro hijos y abuelo de dos nietos, y llevaba más de 30 años trabajando en la mina. Era conocido por su profesionalismo, su responsabilidad y su buen humor.
El accidente en la mina San Rafael ha puesto en evidencia las precarias condiciones de seguridad y salubridad en las que se desempeñan los mineros de Guanaceví, quienes arriesgan sus vidas a diario por un salario mínimo.
Las autoridades competentes han anunciado una investigación para determinar las causas y responsabilidades del hecho, así como para exigir a la empresa propietaria de la mina que cumpla con las normas de prevención y protección. Sin embargo, aún queda por ver si estas medidas serán suficientes y si habrá justicia para el minero fallecido y su familia.